Qiao An se incorporó y se estiró.
Luego se vistió, se lavó y salió.
En la sala, Qiao He estaba discutiendo con su novia. —Te estoy diciendo, lo más importante para dos personas juntas es confiar la una en la otra. Ya te juré que no te engañé. Por favor, crée en mí, ¿de acuerdo?
—Con mis propios ojos vi que estabas agarrando el brazo de una mujer hermosa, y todavía llevabas a tu hijo al centro comercial. Qiao He, ¿hasta cuándo vas a mentirme? Vete a la mierda, voy a romper contigo. Al otro lado de la línea, la voz agitada de la chica estaba llena de lágrimas.
Qiao An vio la expresión de impotencia de Qiao He y de repente se sintió culpable.
Después de que Qiao He colgó, Qiao An le preguntó, —Dame su número. Yo le explicaré.
Qiao He persuadió, —Hermana, ignórala. Ella solo está fingiendo. ¿Cómo va a dejarme?
Qiao An le torció la oreja, y Qiao He de inmediato gritó de dolor. —O la dejas ir o la tratas bien. No uses su amor por ti para lastimarla. Eso es lo que hacen los idiotas.
