—Qiao An, no finjas estar profundamente enamorada del Hermano Zecheng. Sé que no quieres divorciarte porque no puedes soportar separarte del estatus y la gloria de ser la Señora Li. Pero el Hermano Zecheng no te ama. Déjalo —dijo Wei Xin.
Qiao An miró a Wei Xin y preguntó:
—Estuve con Li Zecheng durante dos años, pero al final, salté de un edificio y fui maltratada. ¿Es esta la gloria de ser la Señora Li?
Cada vez que Qiao An mencionaba saltar de un edificio, Li Zecheng se sentía muy avergonzado.
Wei Xin se quedó sin palabras.
En ese momento, el Viejo Maestro Li se acercó y se sentó al lado de Qiao An.
Ella era una anciana, así que Qiao An no se atrevió a ponerse al mismo nivel que él. Inmediatamente se levantó.
Sin embargo, el Viejo Maestro Li le dijo amablemente:
—An'an, estás embarazada. No te quedes de pie. Mi pequeño bisnieto se agotará.
Qiao An se sentó de nuevo.
