—¿Jefe Guo? —Qiao An pensó por un momento y entendió sus intenciones—. ¿Quiere usarme para amenazar al Hermano Xiaoran? En ese caso, ¿el trato de esta noche es real?
—Tía, muéstrale tus dieciocho torturas —Qiao An miró fríamente al otro criminal y le dijo a la madre de Huo Zhou.
—Lo tomaré como un espectáculo para el niño hoy. Te mostraré lentamente estas 18 torturas —Cuando la madre de Huo Zhou vio a Ki Ki, aplaudió feliz y dijo.
—Abuela, espera. Iré a buscar a mis hermanas —Ki Ki dijo.
Ki Ki probablemente sintió que era mejor disfrutar esto junto a sus hermanos, por lo que corrió escaleras arriba y rápidamente trajo a Joey y Angel abajo.
Luego, mientras la madre de Huo Zhou continuaba castigando a los criminales, los niños gritaron y rieron.
—Tío, temo que el trato de esta noche no sea pequeño —Qiao An sintió que había interrogado lo suficiente, por lo que llamó al Tío Xiao y le contó lo que había pasado en el complejo.
—Entiendo, Qiao An —murmuró el Tío Xiao.
