—Qiao An no dijo nada. Sabía que Qianyu necesitaba tiempo para digerir esta especulación extraña y ridícula. Luego, necesitaba que Qianyu confirmara si su especulación era correcta.
—Qianyu se sentó en la silla desanimada. En ese momento, aquellas imágenes claras de su infancia estaban grabadas en su mente.
—Su padre realmente las había amado hasta que cumplió seis años. Cada vez que salía del trabajo, corría desde lejos para abrazarlas y besar sus frentes. Incluso sacaba a escondidas sus escasos ahorros para comprarles juguetes a ella y a su hermana.
—Aun les recordaba con extremo temor, "Papá solo tiene este poquito de dinero privado. No le digas a Mamá. De lo contrario, si Mamá revisa el sueldo de Papá, no tendré dinero para comprar hermosos adornos para el cabello para mis bebés".
—En aquel tiempo, su padre era un clásico hombre sometido.
—Amaba a su esposa y temía mucho que ella se enojara. Tan pronto como llegaba a casa, luchaba por ayudarla con las tareas domésticas.