El Tío Xiao rechazó firmemente la sugerencia de Xiaoran. —No, Xiaoran, esto es demasiado peligroso. Nunca has estado en la policía. Me preocupa que no puedas lidiar con el peligro.
Sin embargo, Xiaoran lo convenció con una poderosa razón. —Es porque soy un civil que no llamaré su atención si me mezclo entre la multitud.
El Tío Xiao hizo un gesto con la mano. —No, ya dije que no.
De repente, Xiaoran rugió con los ojos escarlata, —Mi padre está adentro, y también Xiao Ming. ¿Sabes cuánto desean ir a casa? Si tu ejecución pudiera ser más fuerte, quizás mi padre ya habría vuelto a casa hace tiempo. ¿Por qué? ¿Quieres que mueran de viejos ahí dentro y sean vistos como terroríficos terroristas por los demás hasta el día de su muerte?
El Tío Xiao se quedó atónito.
Xiaoran era la víctima. No tenía nada que decir.
Xiaoran también sabía que era difícil implementar este asunto. Su acusación era sesgada. Se calmó y dijo muy apenado, —Lo siento, yo…
