—Yuan Bao, baja —dijo Yuan Shuo mientras la guiaba hacia adentro y cuando alguien pasaba por allí, hablaba algo acerca del orfanato y cuando estaban solos.
—No, quiero que mi esposa me sostenga —Yuan Bao no quería soltar a Gu Weiwei.
Yuan Meng lo agarró y Yuan Bao cayó en lágrimas y estaba a punto de llorar.
Antes de que pudiera sollozar, Yuan Meng le metió una paleta en la boca.
Las lágrimas se detuvieron de repente mientras se concentraba en el dulce. Ya no quería aferrarse a su esposa.
Con la paleta en la boca, Yuan Meng jugaba con su hijo en el corredor, mientras vigilaba a los demás a su alrededor.
Yuan Shuo llevó a Gu Weiwei a la cafetería, ya que era un lugar vacío donde podían hablar.
—No puedes volver a la Familia Gu, pero la Familia Fu tampoco puede protegerte —dijo él.
