Al escuchar esas palabras, Fu Hanzheng parecía muy contento.
—¿Qué tal si lo hacemos de nuevo?
Si hubiera sabido sus intenciones, debería haberlo hecho con más sinceridad.
—Una vez será suficiente, muchas veces no funcionaría en absoluto —rió entre dientes Gu Weiwei.
—No lo hice bien, no con suficiente sinceridad —respondió Fu Hanzheng.
Gu Weiwei se volteó y se pasó el pelo por detrás de las orejas diciendo, —Tío Fu, si lo hacemos una vez, es romántico, dos veces sería indecente.
En lugar de insistir, Fu Hanzheng le apoyó la cabeza en su hombro.
Gu Weiwei se recostó sobre él y sonrió, mientras tarareaba una canción de amor italiana.
El suave murmullo los llevaba a través de los canales en el gondolero.
El hombre a su lado tomó sus manos con fuerza.
—Es tan genial que podamos tener una cita así.
En Hua Land, sus citas ocurrían en casa o en la habitación del hotel.
Nunca iban a otros lugares como las parejas ordinarias.
