La mayoría de los miembros de los medios de comunicación se habían reunido en el centro de pruebas. El centro de pruebas nunca había visto antes una multitud tan grande.
Los primeros en llegar fueron Mu Chen y Ning Zhe.
—El Presidente Ning llegó muy rápido —dijo Mu Chen con frialdad.
Ning Zhe llevaba una sonrisa falsa en su rostro y dijo:
—Por supuesto, esto concierne la felicidad de por vida de mi hija, después de todo. No importa lo que hagas, no permitiré que mi hija sufra.
—Todos los sufrimientos de Song Ning son causados por ti —la expresión de Mu Chen se volvió aún más gélida mientras decía.
La expresión de Ning Zhe cambió al oír estas palabras.
En ese momento, Cheng Che intervino apresuradamente para aliviar la tensión:
—Hermano, Presidente Ning, cálmense. Estamos aquí para resolver el problema, no para crear más problemas.
Mu Chen escuchó naturalmente el consejo de Cheng Che.
A Ning Zhe le pareció que Cheng Che tenía un punto, así que también reprimió su enojo.
