Los médicos estaban completamente enfocados en sus deberes, sin verse afectados por los disturbios exteriores. Tenían la cabeza gacha mientras hablaban con sus pacientes.
—¿Se sintió mareado cuando se despertó esta mañana?
—¿Desde hace cuánto tiempo se siente así?
—Abuelita, tiene que hacerle caso a los doctores.
—Song Ning, ¿puede revisar el pulso?
Desde el regreso de Song Ning, todos estaban de especialmente buen humor. Se sentían mucho más relajados y felices mientras trabajaban.
En ese momento, una voz profunda de hombre resonó desde la entrada.
—Disculpe, ¿quién es Song Ning?
La voz ahogó las demás voces en la amplia sala de consulta, captando la atención de todos.
Había cuatro oficiales de policía y un grupo de reporteros en la entrada, sosteniendo sus celulares y cámaras. Todos llevaban expresiones serias en sus rostros, como si estuvieran enfrentando un formidable enemigo.