Song Ning miró a Liang Zhou.
—Primero, no te prometí nada. Segundo, te aconsejo que no tengas segundos pensamientos. No será bueno si arruinas la felicidad actual.
Liang Zhou dijo indignada:
—Entonces no me culpes por ser descortés…
Song Ning respondió con calma:
—Haz lo que quieras mientras puedas soportar las consecuencias… —Tras eso, se dio la vuelta para irse.
Liang Zhou apretó los pies.
—¡Song Ning! Claramente no te opusiste a que viniéramos a cenar. Siempre que estés dispuesta a ayudarme, definitivamente te lo compensaré en el futuro.
Song Ning no se volvió mientras decía:
—Si puedes continuar quedándote o no, está fuera de mi control. No puedo ayudarte y tampoco necesito que me pagues. Lo diré de nuevo: será mejor que no tengas ninguna idea sobre la Abuela. Ni siquiera pienses en hacerle daño. —Tras eso, abrió la puerta y se fue.
«Esta mujer realmente tiene demasiados pensamientos. No sé cómo hechizó al padre de Mu Chen…»
…
