—¿Por qué debería hacer la sesión de fotos contigo? —protestó Yan Jinyi con un ceño fruncido.
—El editor jefe de esta revista y yo somos buenos amigos. A mi fuerte sugerencia, él también sintió que era mejor que dos hombres guapos posaran junto a una mujer hermosa —dijo Zhuang Heng parpadeando sus ojos en forma de flor de durazno.
—…
—Zhuang Heng es tóxico, análisis completo.
—Pimienta Pequeña, te ves hermosa con este atuendo, hace mucho que no nos vemos, ¿me extrañas? Últimamente, me secuestraron y llevaron a la montaña para filmar. Me liberaron hace solo dos días —dijo Zhuang Heng rodeando a Yan Jinyi.
—Sin embargo, tan pronto como regresé a la ciudad, comencé a preguntar por ti para averiguar tu paradero. Incluso acepté esta sesión sin cobrar. Pimienta Pequeña, ¿estás muy conmovida? —dijo tocando su cara que obviamente se había bronceado.
—Si estás conmovida, puedes apoyarte en mi pecho —dijo Zhuang Heng abriendo sus brazos.
—Piérdete.