—¿Por qué siempre aparecen tontos pidiendo que les peguen?
—Pequeña fiera, aunque el culpable sea un fanático sin cerebro que me ama hasta la muerte, ¡no puedes culparme a mí!
—Confía en ti para tener el descaro de mencionarlo. Si no fuera por un tonto como tú, ¿por qué recibiría tal amenaza?
Afortunadamente, Yan Jinyi había sido bandida durante años y se había convertido en hermanos jurados con criminales y bandidos maliciosos. De lo contrario, habría estado muerta del susto.
—¿Qué pasaría si esto cae en manos de otras chicas bonitas?
—Zhuang Heng, aparte de cuando estamos filmando nuestras escenas juntos, mantente a tres metros de distancia de mí en todo momento. O si no —Yan Jinyi echó un vistazo al lugar donde él había puesto ambas manos—, si recibo otra amenaza más por tu culpa, ¡te atacaré con una hoz!
—¿Hoz?
Zhuang Heng estaba atónito y comenzó a imaginar una escena sangrienta que hizo que su corazón se estremeciera. —Pequeña fiera, tienes un gusto único.