Finalmente, Lu Man apenas podía contenerse; fue besada hasta que su cabeza estaba en las nubes.
No se dio cuenta ni de cuándo él la había soltado y ambos pies tocaron el suelo. Estaba confundida y como en un ensueño.
—No te he dado mi consentimiento. ¿Podrías no... —Lu Man no pudo terminar la frase.
—¿Decías? —Han Zhuoli la miró de forma amenazante.
Lu Man cerró la boca de inmediato.
—Este tipo! ¡Cómo se atreve! —pensó indignada.
Han Zhuoli revolvió su cabello.
—Vuelve, te estaré observando —dijo finalmente.
Lu Man miró a Han Zhouli. Sin embargo, cuando vio sus oscuros y ardientes ojos, Lu Man sintió que se quemaba e inmediatamente apartó la mirada.
Manteniendo la cabeza baja, corrió hacia el hospital como si alguien la persiguiera. Incluso cuando Han Zhuoli quedó fuera de vista, Lu Man seguía nerviosa y respiraba aceleradamente.
No podía dejar de preguntarse; tanto con Lu Qiyuan como con esos colegas que no le caían bien, siempre encontraba la manera de lidiar con ellos.