—Así es —Lu Man no pensó mucho en sus palabras—. Porque el Hermano Zhou y el Hermano Xu tenían que quedarse allí todos los días, también era bastante cansado para ellos. Además, estaban haciendo guardia para proteger a mi madre. Ahora, no puedo dejar que se queden con hambre tampoco, ¿verdad? Además, la comida del hospital tampoco sabe bien.
—Ni siquiera he probado una lonchera que hayas preparado especialmente para mí —Han Zhuoli no mencionó una palabra sobre él arrebatando las loncheras preparadas por Lu Man a Zhou Cheng y Xu Hui en el pasado—. ¿Cuándo me harás una?
—¿No podrás comerla hoy? —Lu Man señaló la mesa llena de platos.
—Me refería a una lonchera. De esas que puedes llevar a la oficina —Han Zhuoli miró a Lu Man, sin dejar que se hiciera la tonta.
—... —Lu Man no se echó atrás—. Entonces te la traeré el lunes.
—Será muy problemático —Han Zhuoli aún pretendía ser educado—. Probablemente tendrías que levantarte muy temprano, ¿verdad?