Liang Xun fue al estudio.
Zhu Ling salió de la cocina en el momento adecuado y vio a Jing Yao absorta en sus pensamientos. Parecía que estaba reflexionando sobre alguna gran filosofía y ni siquiera notó su acercamiento.
Zhu Ling frunció el ceño ligeramente. —¿En qué estás pensando?
Al oír su voz, Jing Yao volvió en sí. Levantó la mirada hacia Zhu Ling con confusión en sus ojos. —Lingling, ¿qué méritos crees que tengo?
Zhu Ling suspiró ligeramente. Otros solo se sentirían felices o un poco tímidos si otros les gustaran, pero Jing Yao dudaba de sí misma y se preguntaba por qué les gustaba.
Ella era una persona tan guapa, pero su familia la había obligado a ser así. Ahora, estaba mejor. Antes de que entrara en contacto con un psiquiatra, la condición de Jing Yao era aún peor. Zhu Ling siempre estaba preocupada de que se deprimiera.
—Eres guapa. Tienes una buena personalidad. Eres considerada y gentil. Eres fuerte e independiente, y también capaz —enumeró Zhu Ling uno por uno.
