Después de que Cheng Guofu y Cheng Lan se fueran, Fu Chen subió las escaleras para ver al Viejo Maestro Fu.
Estaba sentado en su estudio y miraba fijamente una vieja foto amarillenta.
—Papá. —Fu Chen tomó un vaso de agua tibia y le pasó las pastillas al Viejo Maestro Fu. Él era mayor y tenía algunos problemas de salud. Sus articulaciones eran reumáticas, y su presión arterial era inestable.
—El Viejo Cheng era un hombre honesto. ¿Crees que hice bien en traer a su familia a la capital en aquel entonces? —El Viejo Maestro Fu respiró lentamente, y su voz era ronca.
—Ya has ayudado mucho a su familia. Que vinieran a Pekín o no fue decisión de ellos.
—Todos estos años, su familia también ha hecho muchas cosas sucias en secreto, pero no pude ser despiadado. Esta vez…
—Papá, la indecisión lleva a problemas.