Después de que Song Fengwan terminó el desayuno, empacó sus cosas y se fue con Fu Chen.
Qiao Aiyun la acompañó hasta la entrada del hotel y le recordó repetidamente por el camino —Debes hacerle caso a Fu Chen. No le causes problemas.
—Lo sé —Song Fengwan miró a Yan Wangchuan, que los seguía. Todavía estaba preocupada.
Con frecuencia se quedaba en la residencia de la familia Qiao durante las vacaciones de invierno y verano. Lo había visto unas cuantas veces con su tío y su primo, pero no en la residencia de la familia Qiao. Era como si estuviera evitando intencionadamente a su madre.
Su impresión de Yan Wangchuan: Un hombre de pocas expresiones y palabras. Pero era generoso.
Cada vez que lo veía, siempre le traía regalos. Aunque no era experta en reconocer la calidad del jade, la familia Qiao tenía muchas cosas buenas. Había crecido tocando esas cosas y naturalmente sabía que los regalos que él daba eran caros.
La razón por la que aparecía ahora era obvia.
