El baño del restaurante…
Hu Xinyue nunca pensó que Song Fengwan estaría con Fu Chen… ¿No le llamaba Tío? Los dos se llevan unos siete años.
—Tercer Maestro, ¿qué hacemos? ¿Lo resolvemos? —preguntó Qian Jiang sin rodeos.
Esta vez, los ojos de Hu Xinyue estaban realmente rojos. ¿Qué quiere hacerme este bandido? ¿Qué debo hacer?
Ya se había imaginado muchas películas de policías y bandidos que había visto en el pasado. Sus ojos estaban rojos de la ansiedad, pero su boca estaba sellada, y no podía pedir ayuda. Su rostro se puso rojo.
¿Van a dispararme en la cabeza para silenciarme o lanzarme al mar para alimentar a los tiburones?
—Shh —Fu Chen le hizo señas para que guardara silencio.
Hu Xinyue asintió apresuradamente.
—Suéltame —Fu Chen extendió su mano para ayudar a Song Fengwan a arreglar su ropa y su cabello. No parecía importarle que alguien los hubiera interrumpido, pero Song Fengwan se sentía cada vez más incómoda.
