—Las palabras de Song Fengwan eran lógicas —dijo ella—. No había mucha gente en la playa por la noche, y no había nadie en el bosque de cocoteros. Si acechas a una joven dama sigilosamente, es normal que ella te trate como a un sinvergüenza.
Simplemente que Xiao Jingan medía al menos 1,8 metros de altura y tenía un cuerpo lleno de músculos. ¿Quién sabía que no podía recibir un golpe?
—Aún así no es justificación para golpear a alguien —dijo Yan Zhihuan—. Definitivamente no podía quedarse de brazos cruzados cuando vio que la persona que le gustaba había sido golpeada.
Ya de por sí le era desagradable para empezar. En ese momento, la miraba con rencor, sus ojos parecían escupir fuego.
—Joven Maestro Xiao, lo siento —dijo Song Fengwan—. Realmente no fue mi intención. —Luego se volvió a mirar a Yan Zhihuan—. ¿Está bien así?
—Realmente me asusté hace un momento, así que no me contuve con los golpes. ¿Qué parte te duele? Llamaré al 120 y te enviaré al hospital.
