Para cuando Song Fengwan volvió en sí, Fu Chen ya la había ayudado a atar su cinturón. Ella rápidamente extendió la mano para presionar sobre el nudo y le agradeció con voz amortiguada —Gracias.
Fu Chen retiró sus brazos y apretó sus puños. Él abrió y cerró sus puños varias veces. Había una delgada capa de sudor en ellos.
Quería acercarse más a ella. Pero también sabía que con la relación que tienen ahora, si se acercaba más a ella y encendía un fuego en su interior, tendría que extinguirlo él mismo.
—¿Todavía quieres leer Sueño de la Cámara Roja? —Fu Chen cambió el tema. Su voz era seca y ronca, y su aliento soplaba en el lado de su rostro, haciendo que todo su cuerpo se tensara.
—Sí —Song Fengwan asintió, su voz suave.
—Te lo conseguiré —Fu Chen se inclinó hacia adelante con una mano en la estantería y presionó contra su espalda. Sacó el libro y se lo pasó a ella.
Song Fengwan tomó el libro y estaba a punto de irse cuando Fu Chen extendió la mano y bloqueó su camino.