Era pleno verano. Incluso de noche, seguía haciendo calor.
Especialmente después de salir del hospital, su calor sofocante la abrumaba.
Esto era lo que Shi Qian estaba sintiendo ahora.
Miró hacia arriba lentamente. El cielo nocturno brillaba con un resplandor neón. Las nubes parecían densas y el cielo estaba brumoso.
De vez en cuando, un rayo iluminaba las nubes, seguido por un trueno retumbante.
Shi Qian avanzó a grandes pasos.
No había caminado mucho cuando comenzó a llover.
Sin paraguas, caminaba sin rumbo fijo hacia adelante.
La lluvia se hizo más fuerte. Shi Qian se detuvo. El paisaje estaba oscurecido por la lluvia. Ya no podía controlarse y dejó que las lágrimas fluyeran libremente.
No podía evitar imaginar a su madre siendo empujada.
—¿Y si Mamá empeoraba? ¿Qué diablos iba a hacer?
Si ese fuera el caso, definitivamente no dejaría pasar a Su Ruoqing.
