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Como se había decidido a no tener nada que ver con Fu Sinian, no podía dudar.
—El Abuelo compró el coche. Xiao Yan fue contratado por mi madre. No puedo tomar la decisión —Fu Sinian bajó la mirada hacia Shi Qian.
Shi Qian lo miró y de inmediato apartó la vista.
Fu Sinian de pronto levantó la barbilla de Shi Qian y la obligó a mirar hacia arriba y encontrarse con sus ojos.
—Shi Qian, ¡rompe con Liu Yiming! —Estas palabras eran como el rugido de una bestia atrapada. Aunque seguía siendo tan dominante como siempre, había un atisbo de impotencia reprimida.
Shi Qian era definitivamente la mayor dificultad que había encontrado en su vida.
—Joven Maestro Fu, nuestra situación no tiene nada que ver con Liu Yiming. Soy yo. ¡No quiero tener nada que ver contigo! —Shi Qian aclaró palabra por palabra.
—Shi Qian, no puedes irte así nomás —Fu Sinian pellizcó la barbilla de Shi Qian y secretamente apretó su agarre.