El rostro de Fu Sinian estaba aterradoramente oscuro. Era imposible adivinar qué estaba pensando en este momento.
—¿Respetarme a mí mismo? Cuando estaba con Liu Yiming, ¿le pedí que se respetara a sí mismo? —preguntó Fu Sinian.
Admitió que estaba celoso. Muy celoso.
¡Su corazón parecía haber sido sumergido en vinagre durante otros cien años!
—¿Liu Yiming alguna vez te besó así? Definitivamente no rechazarías a Liu Yiming como me rechazas a mí, ¿verdad? —Fu Sinian volvió a besar a Shi Qian con fuerza en los labios.
Shi Qian gradualmente perdió la fuerza por su agitación. Sus luchas y resistencias no eran nada frente a Fu Sinian.
—¿Qué más te hizo además de besarte?
—¡No hay nada entre nosotros! No todos los hombres son como tú —replicó Shi Qian enojada.