—Lo primero que vio fue el lápiz labial que Fu Sinian había besado.
—Lo segundo que vio fue el botón del cuello mal abrochado.
—Fu Sinian claramente miró los botones. ¿Cómo podía estar mal?
—Lo hizo a propósito, ¿verdad?
—Shi Qian rápidamente desabrochó y volvió a abrochar. Levantó la vista hacia sí misma en el espejo y se golpeó la frente con fuerza.
—¡Shi Qian, por qué eres tan tonta! Seguiste a Fu Sinian cuando él te pidió que retocaras tu maquillaje. ¡No solo se aprovechó de ti, sino que mejor ni retocaras tu maquillaje! —se reprochó Shi Qian.
—Shi Qian estaba tan enojada que se colocó las manos en las caderas y deseaba poder darse una bofetada a sí misma.
...
—Fu Sinian se sentó en el coche y sacó un pañuelo para limpiar el lápiz labial de sus labios.
—Chen Song estaba afuera del coche y esperaba ansioso. ¡En los últimos dos días, a través de sus incansables esfuerzos, finalmente había descubierto lo que estaba pasando entre el Presidente Fu y la Señora!