El anciano maestro casi se ríe a carcajadas.
Fu Sinian no parecía un niño que había venido a quejarse con un adulto por ayuda después de ser acosado en la calle.
—¿Con quién está Qian Qian? —el anciano maestro fingió no saber nada y preguntó.
—Un compañero de clase —las palabras casi fueron exprimidas de los dientes de Fu Sinian.
—¿Un compañero de clase? ¿Qué opinas de este compañero de clase? ¿Los dos salieron en una cita? ¿Va a tener Qian Qian un novio? —el anciano maestro sonaba extremadamente feliz.
Fu Sinian se ahogó y apretó su teléfono con fuerza.
—Sinian, tú eres un poco mayor que Qian Qian. Además, antes me prometiste que cuidarías de Qian Qian. Si Qian Qian realmente tiene un novio, tienes que ayudarla. No puedes dejar que un chico cualquiera engañe a nuestra Qian Qian y se la lleve —instruyó el anciano maestro con seriedad.
Fu Sinian colgó.
El anciano maestro miró su teléfono. —Con esa actitud, ¿y quieres que te ayude? De ninguna manera.
