No sentía suavidad alguna en su traje.
Con solo una mirada, toda su preparación mental previa se derrumbó.
El nervioso corazón de Shi Qian latía aceleradamente. Fu Sinian no se movía ni hablaba, pero sus manos que la envolvían por detrás seguían aprisionándola.
Se liberó una mano y tiró de la que sostenía su cintura.
¡No se movía!
Además, le resultaba difícil moverse con las manos detrás de la espalda.
—¡Joven Maestro Fu, no esperaba que fuese usted ese tipo de persona! —acusó Shi Qian enojada.
—¿Qué tipo de persona soy? —preguntó Fu Sinian.
—¡Pensé que era usted un caballero! Sabía que yo estaba en el baño, ¡pero entró sin más! ¿Quién se cree que es?
—Solo entré porque te oí pedir ayuda.
Shi Qian estaba un poco confundida.
¿Pidió ella ayuda?
Ella cayó entonces. No podía recordar si había pedido ayuda.
Sin embargo, ¡debió haber gritado!
—¿Entonces puedes levantarte? —Shi Qian luchó nuevamente. Él todavía no movía sus manos alrededor de las de ella.
—No puedo moverme.
