Tía Xu trajo el desayuno.
Shi Qian se dio cuenta de que la sopa de pescado frente a Fu Sinian era diferente a la suya. No tenía cebollas verdes ni nada por el estilo. Era blanca.
¿Sabría bien así?
Tía Xu vio la confusión de Shi Qian y respondió con una sonrisa:
—Joven Señora, al Joven Maestro Fu no le gusta comer ingredientes como cebollas, jengibre y ajo, así que sus comidas se cocinan por separado.
Tía Xu también quería que Shi Qian supiera más sobre las preferencias de Fu Sinian.
—Ya veo —Shi Qian asintió.
—¿No come nada más aparte de cebollas, jengibre y ajo? Hay muchas cosas que no le gusta comer —El anciano maestro lo dejó al descubierto inmediatamente.
—Abuelo, hay tantos tipos de comida en el mundo. No todos son deliciosos. También hay muchas cosas que no me gustan comer, como la pimienta —Shi Qian quería aliviar la atmósfera.
Fu Sinian la miró de reojo.
¡Solo sentía que esta mujer era realmente pretenciosa!
