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Eran las once de la noche cuando Shi Qian terminó todos los chequeos.
La parte de atrás de su cabeza estaba sangrando por el impacto. Fue vendada y envuelta en gasa.
Originalmente, el doctor había sugerido que fuera hospitalizada para observación.
Estaba herida un poco seriamente.
Shi Qian pensó que el sanatorio no carecía de nada, así que no estuvo de acuerdo en ser hospitalizada.
Jiang Feng todavía estaba haciendo los trámites y consiguiendo los medicamentos.
Shi Qian se sentó en la banca y esperó.
En ese momento, la herida en su cabeza comenzó a doler. Toda su cabeza estaba mareada.
De repente, sintió que una figura se acercaba a ella.
Levantó la vista lentamente y se sorprendió de ver quién estaba frente a ella.
¿No era este el anciano que había visto en el restaurante?
Se levantó rápidamente. —Siéntese, abuelo. ¿Por qué está en el hospital tan tarde? ¿Se siente mal?
El Viejo Maestro Fu miró la cabeza vendada de Shi Qian con pesar.
—¿Te duele?
