Realizó la rutina de chequeo habitual en Fu Sinian.
—¿Todavía no se ha despertado? Combinando los datos de anoche y esta mañana, debería haber alguna reacción, ¿verdad? —Perdió mucho sueño anoche.
Todavía fantaseaba con que el Joven Maestro Fu se despertaría cuando viniera a la ronda de la sala esta mañana.
Qué noticia más alentadora sería.
El Dr. Bai continuó concentrado en el examen. Cuando terminó de registrar todos los datos, giró lentamente la cabeza.
¡De repente, retrocedió de un salto!
—¡Mierda! —exclamó.
Un par de ojos oscuros y fríos lo miraban fijamente.
—¿Joven Maestro Fu? —preguntó con cautela.
—¿Estás despierto?
—¿Podría ser un zombi? —La voz de Fu Sinian era un poco ronca. Este era su tono habitual.
—¡Por fin despertaste! ¡Eso es genial! ¡Ha ocurrido un milagro! ¡Lo sabía! ¡Hay milagros en este mundo! —El Dr. Bai casi saltó de la emoción.
Fu Sinian miró a Bai Jianshen como si fuera un idiota.
