—Sí. —Shi Qian asintió.
—Pensé que no sabías lo agotador que era. Estás tan cansada, pero aun así organizaste tantos trabajos.
—En realidad, los arreglos de trabajo están bien. Si pudiera ducharme y dormir cuando vuelva ahora, no me sentiría cansada.
Fu Sinian pudo entender lo que ella quería decir.
¿No solo no lo había incluido en su agenda, sino que también quería deshacerse de él?
¡Esta pequeña no tenía ninguna conciencia hacia él!
—Volvamos. —Fu Sinian no continuó su tema.
Ella tenía un leve presentimiento de que él la estaba ignorando deliberadamente.
Inmediatamente se sintió desanimada. Parecía que hoy tendría que hacer mucho más.
Fu Sinian no podía soportar verla abatida como una berenjena helada.
Cuando los dos llegaron abajo, miraron el coche frente a ellos. No era el que Fu Sinian solía conducir al trabajo.
—¿Cambiaste de coche hoy?
—Es más conveniente para nosotros dos conducir este. —Fu Sinian abrió la puerta del pasajero.