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—¿Chu Xian? ¿Estás segura de que es él? —Las cejas de Fu Sinian se fruncieron levemente.
—Estoy segura. Su nombre es Chu Xian. Tampoco puedo descifrar su identidad. Me está molestando ahora y... y tiene segundas intenciones hacia mí. Me he dado cuenta de que las personas que vinieron conmigo le tienen miedo. Realmente no tengo otra opción que pedirte ayuda. —Su Ruoqing volvió a sollozar.
—Envíame una dirección.
—Vale. —Su Ruoqing colgó el teléfono, y una sonrisa de autosuficiencia cruzó por sus ojos.
Fu Sinian se dio la vuelta y se subió al coche. Recogió su teléfono y envió un mensaje a Shi Qian. Luego, arrancó el coche y se marchó.
Su Ruoqing no se atrevía a salir del baño.
Ella sabía las consecuencias de provocar a Chu Xian.
Fu Sinian ya no quería verla. Si no pensaba en una manera de encontrarse con él e interactuar, solamente terminaría perdiéndolo todo.
Por eso había provocado a Chu Xian, este heredero de segunda generación.