—No... —Había revisado varios vídeos y recordado la escena de aquel momento, pero no pudo encontrarlo de nuevo.
Lo vio claramente junto a Jake Leaford, pero ni en la escena ni en los vídeos volvió a ver a aquel hombre.
Aquel hombre parecía una ilusión que había entrado en su mente, desapareciendo sin dejar rastro en un instante.
Se quedó acostada en la cama, sin poder dormir toda la noche.
A primeras horas de la mañana, las luces estaban brillantemente encendidas en la sala de estar de la familia Leaford.
La señora Leaford caminaba de un lado a otro en la sala, ansiosa y agitada.
El anciano estaba sentado en el sofá, su rostro pálido, y había roto varias tazas en fila.
—¡Qué buen hijo has criado! —Se fue a la cama temprano anoche, pero en medio de la noche, recibió una llamada de la Estación de Policía, diciendo que Jake Leaford había contratado a treinta prostitutos masculinos y fue atrapado in fraganti por el escuadrón de vicios.