—¿De qué estás hablando? —La sonrisa de Jake Smith permanecía inalterable, su tono tan amable como siempre—. Entra, hablemos correctamente. No llores, me duele verte llorar.
Extendió la mano y suavemente le secó las lágrimas, su gesto tan tierno como si estuviera tocando un tesoro en este mundo.
Lágrimas fluían de la esquina de los ojos de Amelia Collins.
Lo que más le dolía renunciar era a la amabilidad y consideración de Jake, que siempre la hacían sentirse amada.
La gentileza de Amelia debilitaba su coraje para enfrentarse a su infidelidad.
No era que no quisiera hacerlo, sino que tenía miedo, miedo de que exponer este secreto pudiera poner fin a su relación con Jake Smith.
Jake estaba completamente ajeno a la transmisión en vivo, suponía que Amelia había oído alguna noticia de alguna parte.
Los pensamientos de Jake se dirigieron de inmediato a una persona.