Esta vez, Ye Wanwan se quedó sin palabras.
Si no había nada sospechoso, ¿por qué mentiría?
Pero aún pensaba que debía haber algún malentendido en este asunto. En mi vida pasada, Chu Feng era tan devoto a Jiang Yanran; ¿cómo podría hacer algo así?
La música del otro extremo se volvía más ensordecedora y Ye Wanwan frunció el ceño. —¿Dónde estás ahora?
—Bar Escarlata… —Jiang Yanran sonaba un poco intoxicada.
Cuando escuchó que Jiang Yanran estaba en un bar y se dio cuenta de que sonaba ebria, Ye Wanwan entrecerró los ojos. Es demasiado peligroso para Jiang Yanran estar sola en un bar en ese estado.
—Entendido, estaré allí enseguida.
Ye Wanwan colgó después de hablar.
Antes de que dijera algo, la voz de Si Yehan llegó a sus oídos. —Deja que Xu Yi te lleve.
Ye Wanwan asintió y besó a Si Yehan en la mejilla. —Voy a chequear qué pasa; volveré muy pronto.
