Si Yehan miró las cosas en el suelo, el cuaderno, las notas cuidadosamente escritas por la chica con trazos tan meticulosos y fue como si alguien le hubiera apuñalado en el pecho.
Después de recoger los artículos del suelo con cuidado, el hombre se levantó y caminó hacia la chica de manera rígida.
En ese momento, la chica estaba abrazando sus rodillas y su cabeza estaba enterrada profundamente. Su posición cautelosa y repulsiva la aislaba en su propio pequeño mundo.
En el lado de su cuello curvado, había moratones visibles, un espectáculo horripilante.
Si Yehan extendió la mano como si quisiera tocar los hombros de la chica.
Sin embargo, al acercarse un poco más, el cuerpo de la chica empezó a temblar aún más.
El hombre apretó sus delgados labios, con su mano extendida en el aire. Después de un largo rato, decidió retraer su mano y lentamente dio un paso atrás. Sus ojos no se apartaron del cuerpo de la chica y las imágenes en su cabeza seguían pasando rápidamente...