—Es cierto, dado lo astuto que era, ¿cómo podría no haber visto a través de sus pensamientos...?
Al principio, ella pensó que Si Yehan solo la trataba como a una mascota a la que tenía mucho aprecio. Supuso que a él realmente no le importaba si era leal y solo necesitaba que ella se comportara bien y obedeciera.
Y este hombre no sabía cómo expresarse, así que nunca pensó demasiado al respecto...
Sin embargo, cuando Si Yehan la miró y dijo:
—¿Crees que en verdad me importa ser feo?, sintió una inexplicable sensación de tristeza y decepción hacia este hombre...
Pasó un tiempo incalculable y Ye Wanwan seguía perdida en sus pensamientos cuando su voz baja y ronca resonó:
—Iré.
Después de que Si Yehan dijera eso, se levantó y caminó hacia la puerta...
Luego, justo cuando estaba a punto de abrir la puerta para salir, algo se apretó alrededor de su muñeca.
Ye Wanwan había seguido a él inconscientemente y tiró del borde de su camisa. —Gracias.
