—¡Las obras del señor Mei realmente abren los ojos, increíbles... increíbles! —exclamó él.
—Este cuadro se llama Cielo y Tierra--el dragón protege los cielos, y el tigre protege la Tierra. Parecen dos cuadros separados pero, en realidad, si los juntas, se convierte en una única obra de arte —sonrió Mei Jing Zhou.
—Cielo y Tierra… el dragón es el rey de los Cielos, el tigre guarda la Tierra… ¡gran nombre!
El grupo de ancianos comenzó a comentar.
—Señor Ye, quiero darle estos dos cuadros como regalo de cumpleaños. Espero que los acepte —dijo Mei Jing Zhou.
—Esto… es demasiado… —aunque Ye Hongwei estaba excepcionalmente feliz, naturalmente tuvo que rechazar este costoso regalo.
—Señor Ye, es usted demasiado amable. Son solo algunas obras que hice mientras estaba aburrido. Me alegra siempre que le gusten —rió Mei Jing Zhou.
—Abuelo, esto es una muestra de agradecimiento del gran maestro Mei. ¡Debería aceptarla! —dijo Ye Yiyi.