—¡Si Xia! ¡Dilo otra vez! —dijo cuidadosamente Ye Wanwan, sujetando la caja de la tarta con fuerza en sus manos y con ojos como dagas, le lanzó una mirada a Si Xia.
—Si Xia se quedó atónito por un momento ante la penetrante mirada de la chica pero luego escupió con ira:
— ¡Por supuesto! ¡No he dicho nada malo! ¡Mi tía 9na es definitivamente Qin Ruoxi! ¿Quién te crees que eres?!
—*Riiiiip* La caja de papel se rasgó en el agarre de Ye Wanwan. En un rápido movimiento, se abalanzó sobre Si Xia en el asiento delantero.
—¡Ye Wanwan! ¿Tienes el coraje de pegarme?! Mierd... no golpees mi cara... ah... detente... —murmuró Si Xia mientras Ye Wanwan le atacaba.
—Xu Yi, que estaba conduciendo, observó cómo los dos mocosos peleaban y estaba al borde de las lágrimas:
— ¡Joven maestro Si Xia, Señorita Ye, dejen de pelear, por favor dejen de pelear! ¡Es peligroso!
—¿Por qué me golpeas? ¡No puedes cambiar los hechos aunque me pegues hasta la muerte! ¡Mi tía 9na es Qin Ruoxi! —protestó Si Xia.
