Ye Wanwan le había enviado un mensaje a Chu Feng cuando vio venir de lejos a Song Zihang.
En cuanto a si él aprovecharía esta oportunidad dependía de su ingenio.
Ye Wanwan levantó la vista de su teléfono, miró sospechosamente a Song Zihang y murmuró:
—Capitán Song, Yanran ya dijo que no le gustaba. ¿Por qué sigues obligándola a comerlo? Ella no es un basurero…
Cuando él escuchó eso, miró a Ye Wanwan con cara oscurecida y dijo:
—¿Qué basurero? Fea monstruo, no te metas entre nosotros. ¡Solo no quiero desperdiciar la comida!
Song Zihang no se molestó más con Ye Wanwan y continuó con su dulce conversación mientras reprimía su ira:
—Yanran, sé que me pasé con lo que pasó antes. Pero si no hubieras herido a Mengqi en primer lugar, no habría reaccionado así. Si no hubiera defendido a Mengqi en ese momento, habría sido malinterpretada y atacada por tanta gente. Tú y Mengqi son tan cercanas, ¿podrías permitir que eso pasara?
