—¡Oye! —dijo Shen Sisi con enojo—. Shen Hanxing, ¿tienes que oponerte a mí?
—Yo tampoco quiero verte. Qué dolor de ojos —dijo Shen Hanxing fríamente—. Lo siento. Por favor elige un lugar más oculto cuando hagas algo vergonzoso. No lo hagas en público —se burló nuevamente con un dejo de desdén—. Si no quieres que otros lo sepan, deberías ser más cuidadosa y guardar tu secreto. Lo hiciste en público. ¿Cómo podrías controlar lo que otros dicen de ti?
—¡Shen Hanxing! ¿Qué quieres decir? Tienes que decírselo a los demás, ¿verdad? —Shen Sisi estaba tan enojada que rugió. No podía permitir que otros supieran que estaba con Cheng Songyang en este momento—. Calma, tenía que calmarse. Apretó los puños. Luego, miró a Shen Hanxing con una expresión molesta—. Hermana, ¿tenemos que pelear cada vez que nos vemos? ¿No podemos sentarnos y hablar adecuadamente?
—¿Podemos? ¿No lo sabes? —Shen Hanxing miró a Shen Sisi sarcásticamente—. Pensé que sabías que nunca tendríamos amor fraternal.
