—¿Cómo te atreves a golpearme? —gritaba Shen Sisi.
—¡Perra! Sólo puedes recoger la basura que yo no quiero. ¿Qué derecho tienes de pavonearte frente a mí? —Shen Sisi siempre había actuado como una pequeña princesa que no se preocupaba por el mundo mortal. Era elegante, débil y graciosa. Nunca se involucraba en una pelea. Actuaba de manera tan cómica cuando intentaba agarrar a Shen Hanxing. Parecía una mujer feroz y sin educación que agitaba las manos. Ni siquiera podía tocar a Shen Hanxing en absoluto.
—Idiota —dijo Shen Hanxing mientras agarraba la muñeca de Shen Sisi—. Tus acciones prueban lo fea y celosa que eres. Tienes celos, ¿verdad? Soy la verdadera señorita de la Familia Shen, pero antes nadie se preocupaba por mí. Ahora que vivo una vida mejor que tú, tienes celos, ¿verdad?
—Déjame decirte, viviré una vida mejor que tú en el futuro. No me importa quién seas. Si te atreves a provocarme, prepárate para recibir una bofetada —dijo fríamente Shen Hanxing.