La hermosa mujer era una típica mujer caucásica rubia. Era alta y esbelta, con una figura voluptuosa. Llevaba un vestido blanco y su maquillaje era exquisito. Irradiaba una sensación de elegancia y lujo. Uno podía decir que provenía de una buena familia. Cuando habló con Ji Yan, mostró familiaridad y entusiasmo. Se levantó y quiso darle un abrazo cálido. —¡Ji Yan, qué bueno verte! ¡Hace tanto tiempo que no nos vemos! Su lenguaje cambiaba automáticamente al inglés habitualmente usado.
En comparación con el entusiasmo de la hermosa mujer, la expresión de Ji Yan era fría. Dio un paso atrás para evitar el abrazo de la mujer. Su voz también llevaba un sentido de frialdad distante. —Señorita Aria, nos encontramos de nuevo. Su inglés era bueno. Era agradable oírlo cuando hablaba con su voz profunda.
Aria no se sorprendió cuando Ji Yan esquivó su abrazo. Se encogió de hombros y dijo impotente, —Ji Yan, todavía eres tan frío. Es triste.
