—¡Te lo digo, no te arrepientas! —Shen Sisi bajó la voz—. Pisoteó el suelo enfadada. —¡No sabes quién es esa persona! Es joven y guapo, y es más rico que Zhuang Li. Muchas socialités sueñan con acostarse con él, pero tú ni siquiera sabes apreciar la oportunidad que te di!
¡Quién lo iba a creer! La chica rodó los ojos. —¿Por qué Shen Sisi le presentaría a ese hombre si fuera tan bueno? —No olvidó la mirada en los ojos de Shen Sisi cuando vio a Zhuang Li besándola ese día y casi la mata.
—Señorita Shen, lo siento, —la chica ridiculizó en silencio a Shen Sisi—. Pero dijo educadamente:
—Mi cliente habitual es mi fuente de ingresos a largo plazo. No puedo abandonar a mi cliente habitual por tus palabras, que son difíciles de distinguir la verdad. Así que, ¡deberías dejar este tipo de buen trabajo para otra persona!
—Eres corta de miras. No es de extrañar que solo puedas ser una prostituta que vende su cuerpo! —Shen Sisi estaba exasperada—. Exclamó: