—¿Crees que es tan sencillo resolver la evasión fiscal? —Cheng Songyang miró fríamente a su estúpida hermana. Se burló:
— Esa compañía de comercio exterior no es tan simple como piensas. Además, las autoridades sospechan que la Fundación Cheng está involucrada en recaudación de fondos ilegales y fraude. ¿Crees que no quiero sacar a mamá de ahí? Pero, ¿acaso parezco poder hacerlo?
—No... Mamá estará bien... —Cheng Liu estaba devastada. Todavía esperaba poder ganar fama y fortuna después de regresar de las montañas. Cheng Liu había soñado con relacionarse con esas damas adineradas y tomar el puesto de su madre. Se convertiría en alguien tan destacada como su madre. Pero ahora, no le quedaba nada ni a ella ni a su madre.
Cheng Liu se derrumbó y lloró en voz alta. Agarró el brazo de Cheng Songyang y gritó frenéticamente:
— ¡Todo es por culpa de Shen Hanxing. Todo es por su culpa! Hermano, quiero que Shen Hanxing pague por lo que hizo!