Siete se posó sobre una rama y batió sus alas. —No, no, ni pienses en engañarme.
—¿Este loro se ha vuelto humano? —preguntó Enrique.
Amelia se cubrió la boca y soltó una risita. Miró con curiosidad a su tío quinto, Eric. Aunque el Tío Quinto parecía feroz, parecía que no era realmente tan feroz... Los ojos de Amelia se movían a su alrededor y observaban secretamente. El Tío Pequeño, Andrés, y el Tío Tercero, Enrique, eran más gentiles, uno era tranquilo, el otro era cálido como el sol. El Tío Cuarto Chris parecía refinado, pero daba la sensación de ser un antagonista. El Tío Quinto Eric era como un dragón que escupe fuego, una bomba que se activaría con un solo toque. Así que estos eran los hermanos mayores de Mami. Amelia sintió que le gustaban estos tíos, eran diferentes de Papá y Abuelo y Abuela.
De repente, sus ojos se encontraron con los de Chris, y ella se dio la vuelta de inmediato, fingiendo que no había pasado nada.