En ese momento, ¡el teléfono de Qina sonó!
Ella sacó su teléfono. No tenía intención de responder en una situación tan caótica, pero cuando vio el identificador de llamadas, dudó antes de contestar.
—Hola... —dijo ella.
No tardó ni diez segundos en responder la llamada.
—¡Espera un minuto! —exclamó ella.
Qina se giró para mirar a las celebridades que se dirigían hacia la empresa y de repente las detuvo.
La cara de Jiang Rongrong se oscureció y se volvió a mirar a Qina.
Sin embargo, Qina pasó junto a ella y dijo a las celebridades,
—¿Todavía están dispuestos a seguirme?
Al escuchar esto, los ojos de las celebridades se iluminaron. Se miraron unos a otros y asintieron firmemente.
Qina sonrió. —¡Arreglen el contrato y síganme!
—¡De acuerdo! —respondieron las celebridades.
La expresión de Jiang Rongrong cambió drásticamente. —¡Tienes… tienes que pagar el doble de la penalización por violar el contrato! —exclamó.
—¡Lo pagaré! —respondió Qina con determinación.
