Una voz familiar sonó a través del teléfono.
—¡Hola, Fanxing!
Shen Fanxing sonrió y con un tono suave, dijo —Buenas tardes, Abuela Bo.
—¿Ya almorzaste?
Shen Fanxing percibió el tenue olor de un hotpot que aún se mantenía en el salón, y su corazón se aceleró levemente.
—Acabo de comer.
—Oh, es una lástima. En realidad quería almorzar contigo.
—Lo siento, Abuela Bo.
—No te preocupes, podemos hacerlo la próxima vez. Fanxing, ¿puedes acompañarme de compras?
Shen Fanxing se sorprendió ante esta petición.
—Abuela, aún no has tomado la siesta y ir de compras puede ser bastante agotador…
Antes de que Shen Fanxing terminara de hablar, escuchó un suspiro de la anciana, despertando instantáneamente un sentimiento de compasión.
—Hace tanto que no tengo a alguien con quien ir de compras. Desde que he estado en una silla de ruedas, incluso lo más interesante de mi vida me ha sido arrebatado. Qué lamentable soy…
—Abuela, te acompañaré.