Jiang Rongrong se cubrió la cabeza con la mano. ¡Su rostro estaba pálido y se veía débil!
—Estoy... estoy bien. Estoy tan enojada que me da vueltas la cabeza... Déjame descansar un rato...
Shen Qianrou se mordió los labios y acarició la espalda de Jiang Rongrong.
—Abuela, no estés ansiosa. Hermana fue demasiado impulsiva esta vez. Cuando sufra, se dará cuenta de su error.
Jiang Rongrong aún estaba furiosa. —¡Por supuesto que tiene que sufrir! Esta malvada criatura me abofeteó en público. ¿Acaso me toma por un anciano? ¡No llorará hasta que esté muerta! ¡Veamos cómo llora al final!
—¡Abuela tiene razón!
Shen Qianrou lo dijo obedientemente, pero su expresión era solemne.
En ese momento, Bai Huanhuan, la representante de Shen Qianrou, entró con una sonrisa feliz.
—Directora Jiang, Qianrou, buenas noticias. Acabo de recibir una invitación de tres revistas de moda hoy. Quieren que Qianrou les ayude a fotografiar la portada del próximo número.
