—Es obvio que alguien ha preparado todo de antemano y deliberadamente ha incriminado a la señorita Shen. ¡Qué despreciable! —dijo alguien con rabia.
—Este estúpido compañero filtró la información desde el inicio. Solo vio una sombra pero insistió en que era Chen Yinsen. ¡Es tan obvio que todo es un complot! —otro se sumó a la acusación.
—¿Quién planeó todo esta noche? —Alguien finalmente expresó sus dudas. Todos se volvieron hacia Shen Qianrou con miradas de obvia desconfianza. No podían esconder el desdén en sus rostros.
¡Recientemente, la relación entre las dos hermanas había estado muy tensa!
El rostro pálido de Shen Qianrou ya estaba cubierto de sudor. En ese momento, una voz fría pero familiar sonó detrás de ella.
—Qianrou... —Era la voz de Su Heng.
El cuerpo de Shen Qianrou se tensó repentinamente. Era como si toda la fuerza de su cuerpo se hubiera esfumado en un instante. Sus piernas se debilitaron y rápidamente se volteó.