—¡Lin Feifei, esa idiota! —¿Cómo pudo montar un escándalo tan grande con este asunto?
—¡Mierda! ¿Cómo se volvió loca Xu Qingzhi justo cuando fui al baño? —La voz de Yin Ruijue resonó de repente y Shen Fanxing lo llamó.
—¡Joven Maestro Yin, lleva a Qingzhi de aquí rápido!
—¿Qué está pasando? —Yin Ruijue sostuvo a Xu Qingzhi. No entendía bien lo que sucedía.
Shen Fanxing no dijo una palabra. Fue la persona a su lado quien le contó lo que había pasado, y la expresión de Yin Ruijue se tornó fea.
Al echar un vistazo a Shen Qianrou en el escenario, Yin Ruijue de repente se rió sarcásticamente. —Eso es demasiado de su parte.
Shen Qianrou sintió escalofríos por su mirada y frunció el ceño ligeramente.
Shen Fanxing miró fríamente a Lin Feifei. Lin Feifei sintió que su mirada era más aterradora que el cristal roto en la mano de Xu Qingzhi.
Después de un rato, Shen Fanxing entrecerró los ojos y le dijo a Lin Feifei, —No te lo voy a tener en cuenta hoy. ¡No hables sin pruebas!
